Por Franco Boggiano de las Casas

Lima, 1990. La hiperinflación y el terrorismo golpeaban al país. El primer gobierno de Alan García estaba llegando a su fin y dejaba sumido al Perú en una gran crisis económica y social. En vísperas de un segundo proceso electoral consecutivo tras el retorno a la democracia en 1980, quedaría registrado el 21 y 22 de julio en el estudio de Gerald Paz el primer split del metal nacional compartido por las bandas Sentencia y Mazo titulado En Honor a la Demencia.

La crisis que vivíamos le había dado la estocada final a la primera generación del heavy metal limeño ya que varios de sus músicos emigraron a otros países en búsqueda de un futuro mejor.

La mayoría de ellos -jóvenes de clase media y media/alta- se fueron a estudiar o a vivir a otros países como Venezuela, Brasil, Estados Unidos, Canadá, España, Inglaterra, Holanda, entre otros, por lo que bandas fundamentales como Masacre, Almas Inmortales, Orgus, entre otras, se disolvieron o entraron en una larga pausa de años, y, otras, viraron a un rock más comercial como es el caso de Sacra, ya que dos de sus integrantes formaron Los Ñaños, agrupación que apareció en programas concurso de la televisión nacional de aquella época como Fantástico.

Esa primera generación del heavy nacional dejó un legado musical grabado muy pobre para el potencial, talento y poder de convocatoria que tenía y por ello considero que el split En Honor a la Demencia tiene un valor muy significativo más allá de las evidentes limitaciones técnicas y de sonido registradas y a que en su época fue un casete que solo llegó a manos del entorno más cercano de ambas agrupaciones.

La producción reúne a dos bandas que nacieron Magdalena del Mar en 1987 con estilos distintos: Sentencia heavy metal y Mazo rock pesado, pero que tienen un vínculo muy fuerte de amistad y donde Jorge ‘Coco’ Cortés III (bajista y vocalista de Mazo) fungió de mentor musical de Sentencia, marcando significativamente la primera etapa de esa agrupación.

En Honor a un amigo

En marzo de 1990, el bajista de Sentencia Coqui Colunge emigró a Holanda con su familia -su padre fue destacado como embajador del Perú en ese país- por lo cual tuvo que dejar temporalmente la banda y su lugar fue ocupado por Augusto ‘El Chino’ Kanashiro (exCanibalistic).

Con ‘El Chino’, Sentencia se presentó unas cuantas veces en vivo -una de las más recordadas la que compartieron con Estrella Negra (debut) el 27 de julio en el Nosferatu de Barranco- pero su participación en la banda quedó inmortalizada en los cuatro temas y una introducción del split En Honor a la Demencia, aunque en esta reedición hecha por Xaria Music en CD no ha sido considerada la intro titulada Equinoccio.

También habría que precisar que el tema instrumental que aparece en el CD se llama El Poder de Nuestras Mentes.

Pese a no tocar en el split, el espíritu de Coqui Colunge está presente porque fue quien compuso las letras de Maldita Realidad, La Verdad y Hierro, las cuales escribió antes de viajar a Holanda y luego las envió modificadas vía carta a la banda y a quien escribe este post. Las letras fueron retocadas por Santino De la Tore (voz y guitarra) para que se adaptaran de mejor forma a la música.

Se tratan de letras principistas, llenas de idealismo, rebeldía y frustración, de jóvenes que estaban descontentos con su realidad tanto social como individual (sentimental y espiritual).

Musicalmente, algunos de los temas muestran la nueva orientación que tomaba Sentencia ya que inicialmente comenzaron más pesados y en este demo se orientan a un heavy metal más tradicional y trabajado. Una muestra de ello es el riff principal de Maldita Realidad que tiene gran influencia de Rush.

Por su parte, Mazo plasmó cinco temas que, con paso del tiempo, dos de ellos se convirtieron en clásicos del rock pesado nacional como son Hasta la Muerte y Más allá del Infierno, aunque tampoco puedo dejar de lado a Maldito, composición emblemática de Cortés dedicada con todo “cariño” a sus detractores (algunos de ellos no le “perdonan” hasta ahora su paso por JAS, banda de rock comercial) y que provocó brutales pogos en los conciertos de los 90s y en las esporádicas tocadas dadas por el trio maldito en el nuevo siglo.

En el split también ha quedado inmortalizada la guitarra de Christian Chaman, el ejecutante de las seis cuerdas más limitado que ha pasado por Mazo pero que contribuyó en la composición de dos buenos temas como son No hay Piedad para el Condenado y El Delirio de la Agonía. 

En el CD lanzado por Xaria Music a fines del año pasado, Sentencia exhibe un mejor sonido que Mazo pese a grabar en el mismo estudio. Si bien ambos suenan crudos (tipo ensayo) se puede apreciar todo el espíritu y actitud de ambas bandas. En Sentencia, Santino De la Tore canta con ese estilo desgarrado, imprimiéndole la pasión y fuerza que necesitaban los corazones y espíritus de acero.

En Mazo, el bajo ‘sabático’ de ‘Coco’ Cortes destaca nítidamente sobre el resto de sus compañeros mientras que vocifera con el desprecio y desfachatez de esos años.

Sin duda, se trata de una producción que contribuye a entender la primera etapa de la historia del metal nacional, con sus limitaciones, actitudes y sentimientos.

Por último, pero no menos importante, este post está dedicado a la memoria de Augusto Kanashiro, un inolvidable amigo que nos tomó sorpresivamente la delantera el 8 de abril del 2018. Siempre en mi memoria y corazón. ¡Salud donde quiera que estés!