Por Franco Boggiano de las Casas
Kranium (Rímac, 1984) sigue escribiendo la historia del metal peruano con identidad propia y compromiso histórico-social. En su primer álbum Testimonios (Plasmática, 1999) dejó plasmado el legado pre inca e inca así como el misticismo del ande, marcando un hito no solo para la escena local sino para la sudamericana en lo que a folk metal se refiere.
Hoy, Kranium abre un nuevo capítulo con Uma Tullu (cráneo en quechua) donde retrata la Lima antigua de diversas épocas con historias tradicionales, enigmáticas, misteriosas y oscuras, retomando de cierta manera la ruta trazada en el Testimonios pero con un estilo más orientado al rock pesado de los 70s aunque sin dejar de lado las influencias doom y folk.
El proceso de este segundo álbum en estudio ha sido largo. Durante los últimos 20 años la banda ha ofrecido múltiples conciertos tanto en Lima como en diversas ciudades del país, inclusive traspasando nuestras fronteras llegando a presentarse en países como Israel y Bolivia.
Pero no solo han sido años fértiles para la agrupación, sino también llenos de dificultades, desencuentros, despedidas y, sobre todo, marcado por la inesperada y dolorosa pérdida del hermano y tecladista de la banda Georgy Espíritu (28.05.12. Q.E.P.D.)
Pese a lo vivido, estos guerreros siguen en la lucha y en el camino se han sumado nuevos integrantes como Dennis Yamazato (batería), Ian Chang (bajo) y Christian Meléndez (voz y teclados) que junto con Eloy Arturo (guitarra y fundador) y Mito Espíritu (segunda guitarra e instrumentos andinos) han consolidado la formación que da vida a esta obra concebida en los últimos diez años.
Con Uma Tullu, Kranium recorre el pasado de la llamada ‘Ciudad de los Reyes’ y aborda de forma desgarradora la instauración del tribunal de la Santa Inquisición en el virreinato, nos conduce por las galerías subterráneas llamadas Catacumbas, descubre a la enigmática Tapada limeña y nos narra la historia del Vago del Cementerio que le rinde culto a sus seres queridos que partieron a la eternidad.
También nos lleva a navegar por las aguas del Río Hablador (Río Rímac), a peregrinar en el Cerro San Cristóbal (Waqaychaqninchik, el Apu Mayor) de adoración y culto inca, a visitar el primer panteón de la ciudad como es el Presbítero Maestro o a tener un encuentro con La Viuda Negra que divagaba como espectro por las calles de la ciudad.
En la portada, pintada por el artista Julio Chimey, se pueden apreciar todos estos personajes y lugares que han marcado la historia de nuestra capital y que Kranium los presenta con su sello y mística inconfundible.
